¿Sabías que ...? ¿Como era el pueblo hace 400, 300, 200 años?
LA IGLESIA
Siguiendo con la intención de presentar un
panorama aproximado de cómo sería nuestro pueblo en los siglo pasados, nos
centramos ahora en el que podría ser su edificio mas importante. La Iglesia de
la Natividad de Nuestra Señora.
No vamos a entra aquí en consideraciones
arquitectónicas o técnicas que escapan a nuestro conocimiento, si no que, como
no podría ser de otro modo, nos vamos a centrar en las informaciones que nos
han llegado a través de los documentos
del archivo histórico municipal.
Evidentemente el grueso de la información sobre la Iglesia se encuentra
recogido en el Archivo Parroquial depositado en el Obispado de Alcalá de
Henares.
Solo dejamos aquí un pequeño apunte sobre la
arquitectura de la Iglesia, construida en el siglo XVI. La portada plateresca
es uno de sus elementos característicos y de mas valor por lo que nos parece
interesante dejar registrado su gran parecido con otros ejemplos de portadas de
esta misma época.
PORTADA DE LA IGLESIA DE EL CUBILLO
(GUADALAJARA)
PORTADA DE LA IGLESIA DE VALDETORRES DE JARAMA
PORTADA DEL CONVENTO DE LAS CARMELITAS DESCALZAS
(ALCALÁ DE HENARES)
En el caso del Convento de Alcalá de Henares
su portada, la mas “sofisticada” de las tres, está atribuida a Alonso de
Covarrubias. Quizás la fachada de Valdetorres fuera obra de algún discípulo o
miembro de su taller, aunque el de esta portada es un modelo bastante difundido
en las construcciones religiosas de la época, por lo que es difícil sostener
esta teoría.
La construcción de la Iglesia probablemente
se iniciara en los años próximos al momento de su configuración como villa
(1563) siendo una de las evidencias de que Valdetorres estaba intentado
asentarse como tal, con su propio concejo, su propia Iglesia y en un futuro
cercano (1639) también con su propio patrón, el Cristo de los Ultrajes.
Centrándonos en los documentos del archivo en
los que se menciona el edificio de la Iglesia, vamos a hacer la primera parada
en el año 1615. De esta fecha data la postura que realizan dos vecinos, Juan de
Benito y Juan García Rufasto, en la obra de la torre de la Iglesia. Con esto
encima de la mesa, surge la pregunta de si con obra se están refiriendo la
construcción de la torre o a algún tipo
de reforma.
El texto del documento no da una pista,
puesto que los vecinos que solicitan hacerse cargo de la obra indican que
necesitan gente que “nos ayuden a bajar
las campanas y a subirlas”. Si nos hablan de que era necesario bajar las
campanas es porque éstas ya se encontraban colocadas en su lugar en la torre y
lo que se pretendía era volver a construir lo que sería el cuerpo superior de
la torre, el que ahora vemos construido en ladrillo. Para tomar esta decisión,
podemos pensar que se encontraría bastante deteriorado y no sería suficiente
con un simple arreglo.
Si pocos
años después de la construcción de la Iglesia, ya era necesario afrontar
reformas de este calado, no nos queda mas remedio que pensar que la calidad de
su factura inicial no debía ser demasiado buena.
En lo que se comprometen a construir estos
dos vecinos tenemos una buena descripción de lo que sería la torre “nos obligamos de hacer la obra de madera de
obra gruesa de cuatro soleras y ocho postes de madera espigados arriba y abajo
y tres tirantes llanas para el telar de las campanas y que se puedan tañer a
torno, y la obra lucida de yeso por de fuera, y dejaremos una puerta para
servicio del tejado, y dejaremos ocho ventanas en la dicha obra a cada parte”
Al menos en lo que se refiere al número de
ventanas es el mismo que vemos en la torre hoy en día, dos en cada uno de sus
cuatro lados. Por otro lado, por la descripción que hacen los albañiles de la obra,
parecía ser algo de envergadura ya que, además de para bajar las campanas,
requieren la ayuda de los vecinos para que “nos
ayuden a subir la madera”. Demuestran también ser previsores, porque por lo
que pudiera pasar con tanta gente ayudando piden que “a esto esté la justicia presente porque si alguna desgracia sucediere
no sea por nuestro riesgo”
No sabemos cuál sería el transcurso de esta
obra, pero lo que sí está claro es que no sería ni mucho menos la última
reforma a la que se vería sometida la Iglesia de nuestro pueblo.
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