ACTUALIZANDO WIKIPEDIA
Quizás en alguna ocasión y por curiosidad, habéis consultado el nombre de nuestro pueblo en Google. Como suele suceder una de las primeras referencias que aparece es la correspondiente entrada en Wikipedia.
En el caso de Valdetorres de Jarama la información que aparece, aunque aparentemente correcta, es bastante escueta y no ofrece practicamente ningún dato útil o de conocimiento general, a alguien que intente informarse sobre nuestro pueblo.
Así que hemos decidido aportar nuestro granito de arena con algunos de los datos que hemos podido recopilar. En este caso se trata de un breve resumen de la historia de Valdetorres por un lado y de una relación de las fiestas y costumbres más típicas de la localidad.
Os dejamos el enlace a wikipedia
https://es.wikipedia.org/wiki/Valdetorres_de_Jarama
y el texto de ambos temas por si queréis leerlo por aquí directamente:
Historia
1.1 Origen y etimología
Tradicionalmente el origen del topónimo Valdetorres se atribuye a su
situación en un valle que estaría dominado por las atalayas construidas
entre los siglos IX-X por los musulmanes para vigilar el avance de los
reinos cristianos en una zona estratégica que protegía de incursiones a
la ciudad de Toledo. La atalaya de El Vellón se divisa claramente desde
la localidad.
Otras teorías sostienen que el origen del nombre de la localidad
estaría en las turres, pequeñas torres de vigilancia, con las que es
posible que contaran las explotaciones agrícolas que existirían en las
zonas aledañas al río Jarama a partir del Bajo Imperio romano.
1.2 Primeros asentamientos
La ocupación humana en la localidad se remonta a la Primera Edad del
Hierro observándose cierta continuidad en el poblamiento durante la
Segunda Edad del Hierro, con asentamientos carpetanos y hasta la
ocupación romana.
El surgimiento de estos núcleos de población se vio favorecido por la
configuración del río Jarama a su paso por la localidad, ya que cuenta
con amplias zonas de vega próximas al curso fluvial, así como numerosos
arroyos.
1.3 Época romana
La conocida como villa romana de Valdetorres de Jarama es el
principal vestigio de esta época en la localidad. A pesar de esta
denominación, los últimos estudios coinciden en identificar el edificio
con una “mansio” o albergue donde los viajeros que recorrían las
calzadas romanas encontraban alojamiento.
La situación del edificio corrobora esta versión ya que algunos
autores sostienen la existencia de una vía secundaria que desde
Complutum (Alcalá de Henares) y pasando por Daganzo y Valdetorres se
dirigiría a Somosierra1
. En la localidad existe un camino que hoy en día se sigue denominando
camino de Alcalá. Por otro lado, también hay autores que sostienen la
existencia de una vía que transcurría paralela al río Jarama y que
podría confluir con la que llegaba de Complutum, en un lugar próximo al
que se encontraba la villa romana de Valdetorres de Jarama. Junto a esta
vía existían diversas villas que en algunos casos tuvieron cierta
continuidad durante el periodo visigodo y medieval.2
El descubrimiento del edificio tuvo lugar en el año 1977 durante la
realización de unas obras en el Camino de Madrid que dejaron al
descubierto una escultura representando un tritón. La campaña de
excavación que se llevó a cabo de 1978 a 1982 dejó al descubierto la
estructura del edificio que presenta una característica planta
octogonal.3
Distribuidas en distintas estancias se encontraron unos 125 fragmentos
de diversas esculturas de las que han podido identificarse
iconográficamente aquellas de más tamaño y mejor conservadas, entre las
que se encuentra el citado tritón, un grifo y un sátiro. Junto a las
piezas escultóricas aparecieron también fragmentos de marfiles tallados,
que tras su estudio pusieron de manifiesto su origen en Egipto pudiendo
ser fechados en torno a finales del siglo IV D.c. o primera mitad del
siglo V. Estos elementos, junto con los distintos fragmentos de cerámica
presentes en el edificio, fijan la cronología del mismo aproximadamente
en la época del emperador Constancio (337-361 D.c.), estando en uso al
parecer durante un siglo, aunque existen evidencias de su reutilización
con otras funciones en época visigoda y posterior.
1.4 La Alta Edad Media
Los distintos registros arqueológicos estudiados hasta el momento
muestran que las villas romanas que se situaban en la primera terraza
del río Jarama, y que se encontrarían unidas por el denominado Camino de
Madrid, experimentaron cierta continuidad de ocupación durante el
periodo visigodo y alto medieval.
En la denominada villa romana existen indicios que permiten
establecer un cambio de su primigenia función de hospedaje ya que
aparecieron restos de un horno junto con numerosos fragmentos de vidrio
lo que hace pensar en un uso industrial a pequeña escala. Es posible que
en esta época las diversas esculturas que existían en el edificio se
trasladaran y acumularan en las estancias donde se produjo su hallazgo.
Este cambio en la utilización del edificio coincide también con el
expolio de materiales de los muros, reutilizados en construcciones
cercanas y en los enterramientos de una mujer y un niño.4
Si bien existen diversos materiales en la zona pertenecientes a época
medieval, dada la inestabilidad del periodo tras la ocupación musulmana
de la península, es complicado aventurarse a asegurar la existencia de
un poblamiento permanente.
Las vías de comunicación de época romana continuaron utilizándose en
muchos casos en época árabe y concretamente existen testimonios de que
el camino que unía Talamanca con Alcalá de Henares (el actual camino de
Alcalá) continúo utilizándose en esa época ya que ambos núcleos de
población continuaron siendo centros de referencia durante la ocupación
musulmana. Es posible que el uso de este camino permitiera la
permanencia de algunos asentamientos en el término de Valdetorres, dada
su cercanía a Talamanca. En todo caso sufrirían la destrucción que
provocaban las diversas incursiones de los cristianos registradas hasta
el momento de la consolidación de la línea de la frontera en Toledo.5
Durante este periodo la única población de importancia de la zona
sería Talamanca que se constituye ya en cabecera del resto de núcleos de
población de la zona.
1.5 La Baja Edad Media
Probablemente en un momento indeterminado tras la conquista de la
ciudad de Toledo en 1085 y la posterior consolidación de la frontera, se
produciría la fundación de la localidad de Valdetorres de Jarama en su
emplazamiento actual. En las relaciones de Felipe II se dice que “el pueblo ha ido en crecimiento por ser de los más nuevos de esta tierra porque así lo oyeron decir a sus antepasados”.
Si en las anteriores épocas históricas los asentamientos se
establecían en las cercanías del río Jarama, en su primera terraza, la
ubicación actual se traslada a una zona más elevada en la segunda
terraza formada por el dicho curso fluvial. La zona en la que
actualmente se encuentra el campo de futbol constituye un buen
emplazamiento ya que se haya en un cerro natural bordeado por el arroyo
Valtorón y por tanto, con suministro de agua.
En estos momentos se configuraría la comunidad de villa y tierra de
Talamanca, de la que forma parte Valdetorres de Jarama, manteniendo la
anterior organización territorial musulmana.
El 21 de julio de 1214 Alfonso VIII restituye al Arzobispado de
Toledo, del que era cabeza en esta época Rodrigo Jiménez de Rada, la
jurisdicción de algunas aldeas alcalaínas que veinticuatro años antes
había cedido a su vez al Concejo de Segovia. A cambio de esa cesión
recupera Talamanca y su alfoz para el poder real. Su sucesor Enrique I,
el 5 de noviembre de 1214 vuelve a conceder Talamanca al arzobispo
toledano Rodrigo Jiménez de Rada, confirmado por Fernando III el 4 de
julio de 1218.6
En este documento aparece citado Valdetorres como Valdeturres junto
con localidades como Loeches, Tielmes, Olmeda o Valdilecha por lo que no
es seguro, debido a la distinta situación geográfica, que se trate de
la misma localidad.
En 1223 el Arzobispo Jiménez de Rada otorga dos Cartas Puebla, una de
las cuales se dirige a la villa y aldeas del alfoz de Talamanca,
favoreciendo de esta manera el desarrollo de la zona y la continuidad de
la repoblación. Talamanca quedaría establecida como cabeza del común de
villa y tierra constituyéndose en residencia de miembros de familias
como los Mendoza, Acuña o Avendaño, dirigiendo desde la población el
alfoz y las aldeas que lo componían, en un modelo característico en
varias localidades castellanas.
Las noticias directas sobre Valdetorres en esta época son escasas
pero por lo registrado en documentos posteriores es posible que a
finales de la Baja Edad Media se produjera la adquisición de la heredad
de Silillos por parte de la familia Mendoza. Esta próspera propiedad
había pertenecido anteriormente al Arzobispado de Toledo.
En paralelo a la constitución de la comunidad de villa y tierra de
Talamanca, se organiza también una primitiva mesta que se dota de unas
ordenanzas para el manejo de los ganados en una fecha tan temprana como
1262. Las reuniones periódicas de los procuradores nombrados por cada
cuarto en los que se dividían las once poblaciones del común, se
celebraban en la ermita de Nuestra Señora del Retamar o de la Virgen del
Campo, situada en una zona muy próxima al emplazamiento de la villa
romana.
1.6 Siglo XVI:
Los datos recogidos en el censo de pecheros mandado elaborar por
Carlos V , presentan los pueblos de la tierra de Talamanca, entre ellos
Valdetorres de Jarama, como una zona próspera, diciendo de ellos:
Dada la fertilidad de la tierra, por la que no pagan renta alguna
pues es propiedad del que la cultiva o está tomada gratuitamente de los
propios municipales de cuyos fondos muchos pueblos pagan los pechos.
Tienen buenos pastizales en los que no se paga herbaje. Puede decirse
que la población en su conjunto es rica dentro de la clase campesina.7
Otros documentos de la época corroboran esta situación, sobre todo en
la parte de la economía que giraba alrededor del río Jarama puesto que
en su ribera existían tres molinos y un batán, huertas propias de los
vecinos de la localidad, cañamares y plantaciones de frutales propiedad
del concejo de la villa.
Esta situación de prosperidad, que permite la mejora de las
condiciones de vida ocasiona que los vecinos más acomodados ocupen los
distintos cargos del concejo de la villa, existe también una necesidad
de una mayor autonomía para gestionar las tierras del municipio sin
dependencia de Talamanca; que se pone de manifiesto en distintas compras
de tierras en el paraje de Marjomar. Estos factores unidos a la
política financiera de los Austrias constituyen el inicio del proceso
por el que Valdetorres accederá a la condición de villa, concedida por
Felipe II, al igual que hicieron en esta misma época el resto de
localidades que formaban parte del común de villa y tierra de Talamanca.
El 11 de agosto de 1563 el lugar de Valdetorres dirige un memorial a
Gómez Tello Girón, gobernador eclesiástico, exponiendo los agravios que
les infligía la justicia de Talamanca y solicitando eximirse de la misma
para pasar a jurisdicción real. La petición es concedida. Entre el 2 de
septiembre y el 21 de noviembre se fija en 7.000 maravedíes lo que
habría que pagar cada vecino al rey para constituirse en villa; siendo
la población de doscientos tres vecinos la cantidad total que tiene que
asumir la localidad es de 1.421.000 maravedíes. 8
En el año 1579 la villa es vendida por Felipe II a su contador mayor,
Francisco de Garnica. Unos años antes, en 1573, había adquirido el
heredamiento de Silillos a Luisa de Luzón, viuda de Juan de Hurtado de
Mendoza, por 24.000 ducados. En Valdetorres, la familia Garnica
ostentará un dominio jurisdiccional que se pone de manifiesto sobre todo
en la potestad de proponer candidatos por los cargos municipales y en
ejercer la primera instancia de apelación judicial.
En Silillos en cambio, actuaran como propietarios, ejerciendo su
autoridad a través de un administrador. Esta propiedad se convierte en
una próspera explotación ya que cuenta con importantes extensiones de
olivos, viñas, frutales, una alameda y un molino de trigo y otro de
papel; además de la casa principal donde se almacenaban los productos
del campo y la ermita denominada de la Soledad en las relaciones de
Felipe II y de la Salud en algunos documentos del siglo XVIII.
Durante este siglo se emprende la construcción de la iglesia de la
Natividad de Nuestra Señora y del hoy desaparecido “palacio” construido
por Francisco de Garnica, que durante muchos años hizo funciones de
cuartel de la Guardia Civil.
A finales del siglo XVI se registra el traslado de algunos vecinos de
la localidad a la Alpujarra almeriense para repoblar las zonas de las
que se había desalojado a los moriscos después de su levantamiento. 9
1.7 Siglos XVII al XIX
En el siglo XVII se aprecia cierta decadencia de las buenas condiciones
económicas que parecían existir en el siglo anterior. La localidad tiene
que sostener dos largos pleitos con los monjes de la Cartuja del
Paular, por los derechos de explotación de madera y pesca en el río
Jarama y con el Monasterio de la Vid (Burgos) sobre el censo que poseían
sus monjes sobre el paraje sito en Valdetorres y denominado Soto de la
Torre del Rey.
En 1639 se registra la aparición de la imagen del Cristo de los
Ultrajes en el río Jarama, actual patrón de la localidad, al que ya en
1643 se le organizan varios actos en sus fiestas.
Al igual que en muchas localidades de la península, las constantes
demandas de impuestos por parte de la monarquía y algunos años de malas
cosechas, terminan pasando factura a la prosperidad de la localidad.
De esta forma y ya en el siglo XVIII, en las respuestas al Catastro
de Ensenada y a las relaciones de Lorenzana se deja constancia de la
mala calidad de los campos y cultivos, de la dejación de los lugareños
que permitían que los ganados se comieran los plantíos de olivos nuevos y
del mal estado del arroyo Valtorón a su paso por la localidad, en el
que los vecinos arrojaban sus desperdicios y que se convertía en un
importante foco de propagación de enfermedades.
En 1719 Felipe V encarga el establecimiento de una fábrica de fusiles
en Silillos, en esta época perteneciente a la familia Granada de Ega,
descendientes de Francisco de Garnica. La dirección de las obras se
encomendó a José de Churriguera y se aprovecharon las instalaciones
hidráulicas ya existentes de los molinos de la heredad. En todo caso
esta fábrica no prosperó y en 1770 ya no estaba en funcionamiento debido
al parecer a la insalubridad del lugar y a las dificultades en el
transporte de la producción.10
Durante la Guerra de la Independencia se produjeron varias acciones
militares en la zona, en muchas de las cuales estuvieron implicados
distintos miembros de la partida del Empecinado como José Mondedeu o
Saturnino Abuín el Manco, sufriendo en 1811 la localidad, el saqueo de
los granos que se encontraban en el pósito municipal.
A finales de este siglo se produce la desaparición de lo que había
sido el lugar de Campoalbillo, situado entre las localidades de
Valdetorres y Talamanca. Los vecinos en diversas reuniones deciden en un
primer momento adscribirse a Talamanca, para posteriormente terminar
por abandonar sus viviendas y trasladarse a las localidades vecinas.
1.8 Siglos XX y XXI
Durante el primer tercio del siglo XX la localidad cuenta con una
población de unos 1.000 habitantes, que se mantendrá prácticamente
invariable hasta los años finales del siglo XX, con la construcción de
nuevos núcleos de población y la llegada de nuevos vecinos. La ocupación
mayoritaria de los habitantes en estos primeros años de siglo es la
agricultura, teniendo también importancia el cultivo de las viñas de las
que muchos vecinos eran propietarios y que terminaron por ser
arrancadas con la propagación de la filoxera a finales del siglo XIX.
Contaba también la villa desde el último tercio del siglo XIX, con
escuela de niños y niñas.
Durante la Guerra Civil (1936-1939), en la vecina Talamanca se ubicó
uno de los aeródromos más importantes de las Fuerzas Aéreas de la
República. La zona sin embargo, quedó al margen de los grandes
enfrentamientos en Madrid o el frente de Somosierra. Al inicio de la
contienda se produjeron algunos saqueos en la iglesia de la localidad.
A partir de los años 60 comienzan a mecanizarse las labores
agrícolas, y se realizan mejoras en la localidad como el alcantarillado,
asfaltado de calles etc.
En la actualidad, Valdetorres de Jarama ha experimentado un
importante crecimiento ya que debido a su cercanía a Madrid, ha sido
elegido como lugar de residencia por nuevos vecinos.
Costumbres y fiestas
El
modo de vida en Valdetorres de Jarama, así como en la mayoría de los
pueblos del curso medio del Jarama y el Henares, estaba marcado por el
predominio de la agricultura y la ganadería, principalmente ovina, por
esta razón, fiestas y tradiciones estaban íntimamente ligadas al
predominio de estas actividades, sobre todo al desarrollo del calendario
agrícola.
2.1 Las labores agrícolas:
Los primeros tractores rudimentarios llegaron bien entrado el siglo
XX y no para todos, la mayoría araba con yuntas, ya fuera de bueyes o
mulas, lo que implicaba condiciones ahora impensables. La siega del
cereal empezaba con la llegada de las cuadrillas de segadores
contratados de un año para otro. Si la vida del labrador era dura esto
era aún mas patente en el caso de estos jornaleros que venían de los
lugares más dispersos, y entre los que abundaban los gallegos. Había
quien se traía a sus mujeres, incluso los hijos si tenían una edad en la
que pudieran ayudar, ocho o nueve años.
El que los contrataba estaba obligado a darles alojamiento y comida.
Con la salida del sol se ponían en marcha los hombres con las hoces
segando, y las mujeres atando las gavillas, que luego se cargaban en los
carros que se llevaban a las eras, comunales o particulares. Allí
empezaba el proceso de la trilla, en el que se pisaba la parva con el
trillo del que tiraban una pareja de mulas. En las primeras horas de la
mañana se albelaba el grano para separarlo de la paja, era necesario
hacerlo a esa hora ya que la brisa que venía de la sierra facilitaba la
tarea. Luego había que meter el grano en los serones y subirlo a los
graneros que por lo regular estaban en la parte alta de las casas,
tradicionalmente en Valdetorres se ha denominado cámaras, a estos
desvanes. Una vez finalizadas estas tareas agrícolas, los segadores
volvían a sus lugares de origen.
En la localidad aún se recuerda como una muchacha, miembro de una de
estas cuadrillas de segadores, al intentar vadear el Jarama por el lugar
conocido como la Tabla del Cristo perdiera pié siendo arrastrada por la
corriente, no pudiendo hacer nada por ella.
2.2 Fiestas:
14 Septiembre – Cristo Crucificado.
El término de la siega y ya bien cumplido el mes de agosto, marcaba
el momento de empezar a pensar en la celebración de la fiesta de
septiembre. Una parte importante de estas celebraciones la constituían
las corridas de toros que tenían lugar en la plaza, donde se armaba el
ruedo con la aportación de los carros que cada cual quisiera llevar. Se
traía música para ambientar los bailes y la procesión con la curiosidad
de que a los vecinos que les tocaba en suerte, se tenían que llevar a un
músico a su casa, que viviría con ellos como un miembro más de la
familia, durante los días de la fiesta.
El día 14 de septiembre había misa solemne en honor del Santísimo
Cristo Crucificado y por la tarde se celebraba la procesión por las
calles del pueblo, que hasta épocas relativamente recientes, no estaban
asfaltadas. 3 de febrero: San Blas
También se celebraba el día 3 de febrero a San Blas. Al parecer la
devoción a este santo en Valdetorres procede del traslado a la iglesia
de Valdetorres de las imágenes existentes en la iglesia de Campoalbillo,
enclave de población que sus habitantes abandonaron a finales del siglo
XIX. En los días anteriores a la fiesta los cazadores habían salido con
sus escopetas y traído unos cuantos conejos que junto con bolsas de
naranjas y otras de bollos y rosquillas se colgaban del ramo, tronco de
árbol no muy grande, subastándose entre los vecinos después de la misa.
3 de mayo – Cristo de los Ultrajes.
Pero si hay una fiesta que define a Valdetorres es la del Santísimo
Cristo de los Ultrajes. Alrededor de esta celebración se reúnen todos
los valdetorreños, que siguen participando en los actos de la fiesta a
esta imagen del patrón de Valdetorres.
Según se cuenta en el relato de la aparición del Cristo que se lee
durante su fiesta, la imagen fue encontrada en 1639, por unos
pescadores, de las familias de los Iglesias y Portales, mientras
pescaban en el río Jarama. Una raíz se les enganchó en las redes y por
tres veces volvieron a arrojarla al agua, volviendo de nuevo a
engancharse. Observando la raíz con más atención se dieron cuenta de que
se trataba de la imagen de un Cristo. A partir de este hecho y
solamente tres años después, ya se registra la celebración de una fiesta
al Cristo de los Ultrajes en la que aparecen muchos de los elementos
que se siguen manteniendo hoy en día, como la celebración de una misa
adornada con música, la participación de los mayordomos en los gastos y
en la organización de la fiesta o la procesión.
Entroncando con esta fiesta y sirviendo de antesala a los actos
religiosos, se celebra la ronda de los mayos, también presente en otros
pueblos de esta comunidad aunque cada una con sus particularidades. En
Valdetorres, en la noche del 30 de abril, los quintos de ese año, en
tiempos los mozos que iban a ir al servicio militar y que cumplían
dieciocho años, salían con guitarras y bandurrias a cantar por las casas
de las jóvenes del pueblo, con la peculiaridad de que rondaban a todas
las solteras, desde las más pequeñas hasta que se casaban. Ya no existe
el servicio militar obligatorio pero los jóvenes que ese año cumplan la
mayoría de edad siguen con la tradición.
Además del canto de los mayos, un elemento importante de la
celebración es la colocación del mayo. Los quintos se dirigen al río y
de entre los árboles de la ribera talan el que consideran idóneo y lo
suben al pueblo para plantarlo adornado con banderas, alguno intentará
subir hasta arriba, sin éxito la mayoría de las veces.
Las celebraciones encuadradas en el inicio del mes de mayo tienen un
origen muy antiguo, que algunos autores remontan a cultos fenicios y
griegos, que se mantuvieron en las poblaciones prerromanas y que a su
vez continuaron los propios romanos. Parte del espíritu que animaba
estas celebraciones estaría relacionado con el inicio del buen tiempo,
el desarrollo de las cosechas, y para los jóvenes que participan en
ellas podría entenderse como una especie de rito iniciático.
El día 2 de mayo se celebran las vísperas solemnes en la iglesia y a
continuación el prioste de ese año invita a todo el pueblo a un refresco
amenizado con música popular en el que confraternizan tanto los
residentes habituales como los ausente que durante esos días procuran
volver a encontrarse con familiares y vecinos. Ese mismo día, por la
noche, se canta en la iglesia el miserere, acompañado de música de
calidad, interpretada por profesionales del canto contratados para el
evento y que volverán a cantar en la misa solemne del día 3 de mayo.
Este es el día mayor de la fiesta y la ceremonia se realza con la
presencia de músicos y de varios celebrantes. Este día también se hace
público el nombre del piostre para el siguiente año.
El día 3 de mayo, por la tarde se saca en procesión la imagen del
Santísimo Cristo de los Ultrajes por las calles del pueblo, es un
momento muy esperado por todos, pero sobre todo por las familias que han
tenido la fortuna del nacimiento de un niño, porque todos los nacidos
durante el año son subidos por sus familiares a las andas del Cristo
como presentación a éste de los nuevos valdetorreños.
Existían en tiempos otras festividades religiosas que no han llegado a
nuestros días como la que se hacían en honor de la Virgen de la Paz o
el realce que daba a las celebraciones de Semana Santa la participación
de la desaparecida cofradía de la Veracruz.
2.3 Gastronomía
Además de los asados, recurrentes en toda la zona, en Valdetorres al
llegar Semana Santa se elaboran los hornazos. Es como una especie de
bizcocho hecho con la masa del pan y harina, azúcar, naranja, limón y
los ingredientes que cada cual incorpore, en esto cada uno tiene su
receta, que en muchos casos se mantiene en secreto en cada una de las
familias. Se rematan con huevos cocidos, lo que les confiere su aspecto
característico. También era costumbre que el sábado anterior al domingo
de Ramos, grupos de amigos y familias enteras bajaran a comer el hornazo
al Soto. Este paraje ya no existe tal y como se conservó hasta hace
unos años, pero siempre a orillas del Jarama hay sitios magníficos para
este y otros menesteres. También era muy típico el día de Todos los
Santos, el 1 de noviembre que se reunieran grupos de amigos en alguna
casa para hacer y degustar los puches, una especie de gachas hechas con
agua, harina, azúcar, anís en grano y adornados con corruscos de pan
frito
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